martes, 28 de junio de 2011

Fuerza Marisela



No soy padre, y quizás no lo sea, pero no es necesario serlo para imaginar el dolor que se debe sentir perder a un hijo. Hoy lamentablemente murió la hija de una actriz y comentadora de espectáculos chilena, me refiero a Marisela Santibáñez, que lamentablemente una leucemia se llevó a su única hija Rafaela.

¿Cómo será el designio de la vida que no discrimina en sexo, edad y raza al momento de llevarse una vida?, la verdad no lo sé y creo que no se puede tener respuesta ante eso. Pero cierto es que hoy vi por televisión a una mujer aguerrida, con coraje, una fuerza impresionante que habló frente a lo medios para comentar lo sucedido con su hija.

Los niños son intocables, sean mañosos, odiosos, pero son niños, y ese tiempo de la niñez es tan corta que si Dios quiso que partiera a su lado, es porque algo bueno tiene para ella.

…mediante este texto, es mi modo de pedir por el bienestar de Marisela, porque ya su hijita esta mucho mejor que todos nosotros.



lunes, 27 de junio de 2011

último día de trabajo.



Hace poco más de una semana atrás que uno de las personas con la cual trabajaba fue despedida, y si bien tenía planes de irse le adelantaron su salida por cerca de un mes de distancia. Esta persona se caracterizaba por sobre todo por su carácter, por ser un tipo “pesado”, poco empatito, trabajólico y ambicioso. Como yo trabajaba con él aprendí a conocer su carácter además se hacia muy similar en su modo a mi hermano, por lo que ya no me sorprendía mucho y podría saber como sería sus reacciones. Por circunstancias de la vida me cambiaron de puesto físico y me tocó sentarme en el puesto a lado de él. Obviamente seguí haciendo mi trabajo cotidiano, pero tuve la posibilidad de poder observar más detenidamente su modo de trabajar y de actuar, en donde claramente su modo de trabajo era una simple coraza cuado aquel día de su salida pude escuchar muy silenciosamente su sollozos, en donde mire de reojo porque entendí que era un momento muy difícil para él y lo que sentía era algo muy personal. He ahí donde todo ese profesional arrogante, de gran carácter se transformó en un niño y que silenciosamente contó lo sucedido, repartió alguna de sus cosas, escribió un correo y se paro y se despidió de los pocos que estábamos allí.


Es imposible no cultivar lazos con tus compañeros de trabajo, y sobre todo si tienes la posibilidad de realizar un trabajo que te guste. Eso fue lo que me demostró silenciosamente ese momento cuando aquel “compañero” dejo sus funciones.