domingo, 15 de agosto de 2010

Zapatitos de Charol


De lunes a domingo se ven por la vitrina diferentes tipos zapatos que la tienda tiene para los clientes. Zapatos refinados y otros no tanto, para hombres, mujeres y niños. Todos los días llegaba gente y compraban un par o dos, en ocasiones llevaban para la familia completa. Pero en una esquina se veían unos zapatitos negros de charol y a su lado un par de zapatillas de gimnasia para niño. Estaban casi abandonados porque eran modelos ya muy antiguos, pero en buenas condiciones, pero eso ya no importaba ya que no eran del gusto de la gente (pasados de moda).

Un día un señor de alrededor 40 años entro de la mano de con una pequeña de alrededor de 5 años, vestía un vestido y un peluche algo desaliñado.

-Buenos días señor- dijo el vendedor- ¿en qué le podemos atender?

-Sí , muy buenos días- respondió- ando en busca unos zapatos para mi niña.

Mientras le mostraban la variedad de zapatos para la niña, esta se dedico a recorrer la tienda probó alrededor de 5 pares de zapatos pero ninguno les llamaba realmente la atención o bien eran muy caros los que si les gustaron, entonces, el vendedor recordó el último par de zapatos de charol que tenía; la niña junto a su papá les gustaron y calzaron a la perfección.

Desde las clases en el colegió, como también de paseo a casa de parientes la niña iba con sus zapatos de charol. Al pasar los años ya los zapatos fueron quedando muy pequeños y debido a su uso reiterado y el desgaste ya era evidente. Y tampoco convenía ser reparados porque era más costoso que comprar unos nuevos, así que fueron desechados a la basura.

El padre de la niña enfermó debido a que ya estaba muy viejo y lamentablemente murió y también la niña ya había crecido tenía una familia con dos hijos y su marido. Un día recorriendo calles reconoció la tienda donde su padre le había comprado sus queridos zapatos de charol, entró ya habían cambiado a los vendedores, pero continuaba teniendo el mismo aspecto que en aquellos años, compró unas zapatillas de gimnasia para su hijo mayor a muy barato precio porque llevaban mucho tiempo allí y cuando le entregaron la boleta decía en ella: “la garantía, es historia que usted viva con sus zapatos”.